Bestiario del Páramo: Bocones

BestiarioDrSiriousHola trons.

Como todo quisqui sabe, el Páramo está lleno de bichos peligrosos, que te pueden arrancar las pelotas a poco que te descuides. Normalmente la basca se va por ahí a verlas venir, sin coscarse de qué bestia se puede encontrar, y luego pasa lo que pasa. Por eso he decidido dedicar mi vida a ser un masca de estos temas, siendo Bichólogo y Mutardólogo Oficial del Gremio Electroprotéico de la Carne y el Metano de Puentechatarra (del que soy miembro fundador, y también presidente, secretario, tesorero y especialista de campo). Soy el doctor Sarious e intentaré en esta Guía de los animales, criaturas y mutaciones del Páramo realizar un estudio chachi de los bichos que pueblan nuestro mundo.

¿Os he contado aquella vez en que fui tragado por un bocón? Estaba con un grupo de estudiosos viajando cerca de Samanthia y una de esas bestias apareció de la nada… bueno, de la nada no, que son grandes, vistosas y lentas, pero vamos… de… de… Bueno, vale, hostias, me lo estoy inventando, que no sabía que poner para dejaros con las ganas de leer más. El caso es que los bocones son otro más de los bichos que podéis encontrar por el Páramo y os pueden tragar… estos de un bocado.

Descripción

Sin lugar a dudas el bocón es uno de esos bichos que no lleva a confusión, y que si lo ves por primera vez y te han hablado de él en alguna ocasión, sabes que estás frente a uno. No hay puta duda, vamos.

Es un bicho bastante grande. Algo más alto y largo que un bufamello, pero mucho más ancho y fuertote. Con una piel dura y correosa que le protege de la mayoría de los depredadores del Páramo. Una manada entera de mordedores podría atacar a uno y tener que marchar aburridos porque no han conseguido ñascar ni un trozo de carne. Y menos mal que tiene esa protección, porque su piel es de un color que va del amarillo al verde fosforito. Cuando les da el sol (lo que viene a ser todo el día) son como un puto faro en medio en medio del Páramo.

Obviamente, con ese nombre, su otro rasgo más característico es la enorme bocaza que se gastan. Pueden llegar a tragarse a una persona entera sin pestañear. Y encima es que la lucen, porque suelen andar por ahí con la boca totalmente abierta, lo que les da un aspecto de estar agilipollados totales. Otra cosa rara de cojones de los bocones (sé que os molan un puñao estas rimas) son sus dientes. Ves al bicho y ves un montonazo de dientes que dan un canguele que lo flipas y piensas que menudo destrozo le puede hacer al que le pegue un bocado. Pues son un puto timo coleguis. Los dientes son como de goma. Así, como lo oís. Son blandos y esponjosos.

Encima de la boca tiene los dos bujeros de la napia, y justo a la misma altura los ojos, que son un par para cada lado.

Hábitat

No son unos bichos muy comunes y es raro encontrarse con ellos, pero siempre suelen estar por zonas despejadas y llanas. Posiblemente porque no son unos bichos muy ágiles y hostias, para qué van a complicarse la vida con terrenos chungos. Mientras se cumplan esas condiciones puedes encontrarlos desde Vientocho hasta el Bosque Vivo.

No permanecen en un solo lugar, si no que van moviéndose siempre. Todo esto forma parte de sus tácticas de caza, pero os lo cuento más adelante. Normalmente los grupos son de unos cuatro a seis ejemplares. Estos grupos suelen estar formados por un macho (que más allá de que tiene picha no se le distingue mucho), dos o tres hembras y alguna cría.

Comportamiento

Los bocones son lentos, no muy ágiles y se ven a leguas de distancia. Así que os estaréis preguntando ¿cómo coño consiguen pillar a una presa? Pues siendo unos putos cansinos. Más o menos con mi cuñado Gilberto, pero sin darte la chapa con que los ladillodones son un invento de los mutardos para controlarnos. Son unos bichos incansables. Una vez que localizan a una presa que les interesa van detrás de ella. Ya no tienen otra cosa en mente y les da igual el tiempo que pase… y sin hacer ni un jodido descanso. La presa al principio se aleja y no les da importancia… pero en cuanto se para allí están detrás. Y en algún momento tiene que descansar, o alimentarse o lo que sea. Generalmente cuando los bocones llegan a su víctima, esta está tan cansada que no puede ni resistirse. La meten en la boca y para dentro entera. Si aún tiene alguna fuerza, los dientes del bocón, aunque son blandos, agarran que no veas y ya es tarde para escaparse de ser engullido.

Una vez que un bocón traga a su víctima, la va disolviendo lentamente en su estómago, pero no del todo. Cuando lleva unas horas vomita lo que queda y otro bocón del grupo se lo zampa. Y así hasta que entre todos los bocones no han dejado ni los huesos.

Con esta manera de cazar, realmente los bocones siempre están moviéndose tras sus presas. Pero claro, todo bicho necesita dormir en algún momento. Pues mira tú, que tardé en averiguar cómo lo hacían o si eran inmunes al sueño. Pues por eso van en grupo. Mientras avanzan por el Páramo uno o dos de los bocones van delante despiertos, pero el resto camina detrás totalmente sopa. Como si fuesen sonámbulos capaces de detectar a su bocón guía de manera inconsciente.

Usos

Vivos los bocones no sirven para nada, pero muertos… eso es otro cantar. Como había dicho, su piel es enormemente dura y resistente. Cuesta un huevo y parte de otro tratarla y conseguir hacer algo de cuero de bocón. Pero si eres un maestro curtidor y lo logras, tienes un material capaz de resistir incluso disparos a cierta distancia y que pocos filos van a atravesar. Y encima el bocón no es un bicho pequeño, así que puedes hacer el suficiente trabajo para poder vivir a cuerpo de rey durante bastante tiempo… o lo más seguro para que te maten para conseguirlo sin pagar nada. Normalmente se intenta dejar el intenso color original de este cuero, sin teñirlo, ya que si tienes algo tan molón y caro, pues que todo el mundo se entere.

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