Irradiados

Irradiados

Al sur de Merkadome, más allá del Cementerio de los Gigantes de Metal, la radiación es tan potente que ni siquiera los Mutardos pueden sobrevivir demasiado tiempo en el lugar. Es una zona inhóspita, donde nada puede sobrevivir… si exceptuamos a los Irradiados.

Los Irradiados (que se refieren a sí mismos como los Verdaderos Herederos) son una de las facciones más extrañas, aisladas y menos numerosas del Páramo. Su origen se remonta a los tiempos en que las antiguas naciones se enfrentaban entre sí, empleando para ello armamento con un poder destructivo cada vez mayor. En esta carrera por crear artefactos que permitiesen erradicar a sus enemigos, eran necesarios laboratorios y fábricas en los que diseñar y experimentar con nuevas formas de destrucción masiva. La mayor parte de estas instalaciones, situadas en ubicaciones secretas con fuertes medidas de seguridad, sucumbieron, como todo lo demás, en la gran limpieza que se desencadenó tras la creación de las Megalópolis y que terminó configurando el Páramo tal y como ahora lo conocemos. Pero una de ellas, conocida como Aurora, construida dentro de una gigantesca esfera de un material experimental ultrarresistente, sobrevivió a esta catástrofe cuando quedó herméticamente sellada.

Durante generaciones, sus pobladores originales subsistieron, aislados del resto del mundo y de los acontecimientos que sucedieron después, gracias a los sistemas autosuficientes de la base. Sus habitantes, descendientes de una élite de científicos e investigadores, terminaron por convencerse de que eran los únicos pobladores del mundo, del que disfrutarían, por derecho propio, en el momento adecuado. En torno a estas ideas, los habitantes de la base crearon una sociedad sofocrática en la que un consejo, formado por los más sabios, dictaba las normas de la comunidad. Pero con el paso de los años, la corrupción del poder y la falta de contacto con el exterior, terminó por reforzar esta concepción egocéntrica, que tomó tintes seudo religiosos mezclando algunas de las religiones del Mundo de Antaño con sus extrañas creencias. Los ya considerados Verdaderos Herederos estaban convencidos de haber sido designados por una Inteligencia Suprema para representar el resurgir de una nueva y mejorada especie humana, expiada de sus errores del pasado. Establecieron una estricta jerarquía entre sus miembros, y las normas sociales se hicieron cada vez más estrictas conforme su ideología se radicalizaba. Pero por avanzada que fuese la tecnología de la base, el paso del tiempo fue haciendo cada vez más difícil contener las fugas de los reactores nucleares que la proveían de energía. Expuestos progresiva y gradualmente a la radiación, los habitantes, contra todo pronóstico, se adaptaron a este nuevo y letal medio, como siglos atrás había pasado con otras especies animales tras catástrofes nucleares. Sus cuerpos, fruto del contacto con este Maná Sagrado, sufrieron sutiles variaciones, como la coloración de la piel, que tomó tintes fluorescentes, la caída del cabello y una pérdida sustancial de la fertilidad.

Y por alguna insondable razón, ahora su momento ha llegado. Los Irradiados han decidido abandonar su refugio para completar la misión que les ha sido encomendada: hacer el mundo a su imagen y semejanza. Como ya habían vaticinado sus profecías, con la apertura de la esférica base El Nuevo Hombre salió de un Huevo. Y el hecho de que hayan comprobado que en el Páramo existen otros pobladores, sólo significa que estos deben ser erradicados como prueba final de su entrega.

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