Personalidades del Páramo: Clint «Tirofijo»

“Hay dos tipos de personas en esta puta mierda de mundo: las que tienen un arma cargada, y las que cavan. A ti te toca cavar”

 

¿Clint “Tirofijo”? ¡el puto kíe! Es uno de esos tíos que pasarán a la historia popular del Páramo sin ninguna duda. Hay cienes y cienes de leyendas sobre el colega, aunque claro, no sabes cuántas de ellas son jujanas o no, pero viéndolo en acción te digo tronco que te las crees todas.

La mayoría de las bandas de Pandilleros de la Zona de Puentechatarra y alrededores se lo rifan, las que pueden pagarle claro, el tío tiene en la Lista de Sinagua uno de los cachés más altos de todos los pistoleros que puedas encontrar. Y además de su tarifa cobra comisión por abatido. Me han contado que algunas bandas han tenido que pararlo porque se estaba cargando tanta peña que luego no iban a tener balas suficientes para pagarle.

Lleva siempre un Colt tuneado regalo de Samantha O’Sullivan al que llama Lucy (se dice que tuvieron un lío… y bueno, siendo ella como es, como para no creérselo). Si alguna vez te topas con él, ni se te ocurra tocárselo o mirarlo siquiera, el tío pa mi que tiene un rollo enfermizo con el trasto. ¡Si es que le habla y todo! Cualquier día lo deja transparente de tanto que lo limpia. Además tiene otras rarezas, cuando lo contratan, no puede haber nadie más con armas de fuego, dice que a Lucy no le gusta la competencia. Una vez por lo visto se llevó un rato apuntando a un cabezón y cuando estaba a punto de disparar, un piltrafa con una pipa le pegó un tiro al cabezón y lo fulminó. La alegría del pobre piltrafa le duró el tiempo que tardó Tirofijo en meterle una bala entre ceja y ceja.

También se dice que el kíe este traicionó a un antiguo socio suyo, y que por eso ahora siempre trabaja de solanas. Supuestamente estaban metidos en un chanchullo de cobro de recompensas, un jaleo de primera en el que él y su colega se turnaban para ir cobrándose las recompensas que pedían por el otro. Ta claro que era todo un ful del Estambul, porque ninguno de ellos acabó nunca en el talego o fiambre perdido bajo tierra, así que simplemente se turnaban para ir entregándose uno al otro en el asentamiento que más balas ofreciese por su culo. Luego, antes de que la peña local se tomase la justicia por su mano o se ejecutase públicamente al cabrón, el otro volvía al pueblo pegando tiros, o volaba a tomar por culo medio sitio, para rescatar a su socio y dejar a los lugareños con dos palmos de narices, sin prisionero y sin balas. Pues por ahí dicen que llegó un momento en que Clint ya no vio forma de sacar más provecho a su colega, que ni su puta madre se acuerda ya de su nombre, y en un momento dado no fue a rescatarlo cuando le tocaba. Dejó que lo atasen a un palo y lo devorasen vivo los mordedores de las colinas, que por lo visto así es como se les pone dura ejecutando gente por aquella zona. Un rollo muy chungo, te lo digo yo. Pero ni se te ocurra andar extendiendo el rumor por ahí, porque seguro que a él no le hace gracia que se extienda, y como se entere de que andas enmierdando su reputación… Ahora trabaja sólo y siempre deja un buen rastro de fiambres para que quede bien claro que cumple sus contratos.

Durante la Gran Estampida de Bufamellos él fue el que los desvió, si no, ahora mismo en Puentechatarra sólo iba a quedar la chatarra. Si no se cargó a treinta de esos bichos no se cargó ninguno, lo juro sobre la tumba de mi hermano, que está allí sentado bebiendo y hablando con esa puta. Una pena que no sean comestibles, si no habríamos tenido papeo para todo el año, pero grasa de joroba todavía nos queda para una temporada. Lo malo fue tener que pagarle luego, creo que tuvimos que pedir un crédito a la Kely Mirinda de Sinagua. Quizás hubiese salido más barato que nos pasaran por encima y revientaran la ciudad.Pero mira, no siempre es tan tacaño, te voy a contar una historia que a lo mejor te hace cambiar de opinión:

Había un asentamiento al oeste llamado Villapecado, que era controlado por dos bandas rivales: “Los Matracas de Tango” y  “Los 40 de Cash”. Llevaban años en guerra, y claro, los que pagaban el galligarto eran los pobres habitantes de Villapecado, que tenían que sufrir los abusos y pagar impuestos revolucionarios a ambas bandas.  Un día Tirofijo apareció casualmente por el pueblo y Tango decidió desequilibrar la balanza de una vez y lo contrató para que diezmara la banda de Cash. El éxito fue tal que tuvieron que cesarlo porque les iba a salir por una pasta. ¡Error! Con lo que no contaron fue con que dejaron vía libre a Cash para que pudiera contratar a Tirofijo, y así lo hizo. El cabrón se cargó a casi toda la banda de Tango. Éste no tuvo más narices que volver a contratar a Tirofijo para que se zascandara a lo que quedaba de la banda de Cash, y así lo hizo, a todos menos a Cash. Cash, ya sólo, lo volvió a contratar e hizo la misma jugada. Al final sólo quedaron Tango y Cash, y los habitantes del asentamiento se los cepillaron a base de bien. Cuando pases por allí verás dos esqueletos colgados en un cartel que pone “Bienvenidos a Villapecado, pero no te pases ni un pelo”.

Pero tron, lo que cuentan es que fueron los habitantes de Villapecado los que realmente contrataron a Tirofijo, se encargaron de venderle la moto a Tango y cayó sin pisparse. Y Tirofijo no les cobró nada, aunque en verdad es que ya se había encargado de sacárselo a las bandas rivales.

Así que ya sabes, si vas a contratar a Tirofijo ten balas suficientes como para un regimiento, porque como te quedes corto a lo mejor lo último que ves es a Lucy apuntando a tu triste careto.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *